lunes, 6 de octubre de 2008

Instante onírico jamás acabado

Bebemos, charlamos, reímos sentados, escondidos en la esquina de un escondido bar. Te miro, me miras, sonríes, sonrío, te brillan los ojos y me pongo a cantar. Me cuentas qué piensas, qué opinas, qué quieres hacer, te entiendo y te explico qué haría, qué pienso y qué quiero hacer. Te sorprendes al oír que es contigo con quien quiero pensar, vivir y convivir. Te sonrojas y me dices que te halaga, que te gusto, pero que te tienes que pirar. Te ha llamado tu novio y te tienes que marchar, de hecho te marchas, pero por la puerta de atrás. Antes de irte pagas dos birras, yo pago las demás, me besas, te beso y al salir por la puerta te giras a mirar. Me captas, me cazas pensando en ti. Acabas de irte y ya te empiezo a odiar. A ti. A él. A ambos por no dejarme nunca acabar de soñar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Déjame enseñarte donde se esconde el sol; y vivamos allí el amor a escondidas.
Me miras, te miro, sonrio y dejo que el alma grite lo mucho que te quiero!

Anónimo dijo...

Mai pots dir res, qui sap?