lunes, 6 de abril de 2009

Enésimo penúltimo encuentro

Me apoyo en un coche viejo lleno de polvo, y silbando diluyo la lascivia. Recibo mientras empiezo a tatarear, tu mensaje que confirma lo que me temía: aun no has aprendido a no hacerte de rogar. Escupo y me adentro en un bar cuya barra está poblada por solitarios hombres con la mirada perdida. Tras evitar encontrarla, pido un cortado y me siento de cara a la boca del metro. Sumo a las demás miradas la mía, y cuando apareces ésta se centra. Me levanto y te silbo, para que vengas a contarme todo eso que me tengas que contar. Has cambiado. Esa es mi primera impresión, y me satisface la verdad. Inmediatamente me acuerdo de todos los momentos en que te he esperado refugiado bajo el toldo de algun bar, mientras a lo lejos veía como te acercabas tambaleando tus caderas, intuyendo tus cortas pestañas, tus pechos prominentes, tu beso dulce. Esta vez no hay beso. Te sientas, y divagamos -divagas- un buen rato. Te pido que vayas al grano. Juntas los labios, alzas las cejas y obedeces -sí, parece mentira pero obedeces-.

-¿Te has enterado de la noticia?- preguntas como un intento iverosímil de mantener intacto el orgullo.
- ¿Ha salido en algun periódico?
- Vaya..Veo que vamos fuertes..Verás, es decir, no sé, bueno.. ¡qué cojones! aver.. lo he dejado con mi novio.
- ¿Y?
- Hombre, no sé. Tú me dijistes que si dejaba a mi nov..
- Sí, yo te dije. Pasado. Es decir, no tienes derecho a venir ahora, después de todo este tiempo, a decirme que has dejado a tu novio. Tuviste tu oportunidad, múltiples momentos en los que esperé mordiéndome los labios, suspirando y palabroteando a los mil santos y vírgenes.
- Eh, eh, eh! Para el carro, tampoco te estoy diciendo que vaya a venir corriendo a tus brazos -tardaba demasiado en salir ese elemento intrínseco a tu ser. Sólo quiero que seamos amigos, porqué verás...no sé..bueno, en fin..que sí, que ¡qué cojones!..que te echo de menos.
- Y yo también. Pero no creo que sea nada justo todo ésto, además mi circunstancia personal no me permite entrar en otra relación delirante -alargando la o de otra.
- Ya.

Tras una larga pausa, espetas un:

- Bueno, gracias por tu sinceridad.
- Denada, yo siempre lo he sido de sincero.
- Bueno, yo tengo la consciencia muy tranquila, nunca te mentí.
- ¿Y por qué ibas a no tenerla?, claro que no me mentiste.
- Ah vale, que quede claro porqué mis amigos me dicen que..
- Sí, tranquila, queda clarísimo -alargando la i de la tilde. Creo que contrataré un especialista que ajuste mis deseos a las oportunidades que dicta vuestro tiempo.

Te sonrojas, y tu mirada profunda me devuelve a pensamientos que creía olvidados. Te miro una última vez, y alimento el cerebro de memorias onanistas.

- ¿Pagamos? -intentando diluir tanta obscenidad.
- Sí, qué remedio.
- Te espero fuera.

Sales mirando a todas partes, con el fular siempre en la mano, la belleza siempre en el rostro. Pienso en besarte y en dejarme de hostias, pero ¡no!.

- ¿Es aquí dónde trabajas?
- Sí, me pagan bien.
- Bueno, me gusta ver que has sacado un aprendizaje de los errores, y espero que el próximo que venga ya venga con un poquitín de ventaja. Cuidate.

Dos besos, te doy dos besos, cuando querría estar dentro de ti. Me pongo la capucha y se que estás pensando en mi, porque yo no dejo nunca de hacerlo. A veces imagino el timbre sonando, tu voz chirriando en mis oídos, y el piso para los dos solos. La sorpresa haciendo cumplir el deseo, tus labios saciándolo, los nervios tocando más fuerte que nunca, nuestros cuerpos bailando en un inaudito gesto de verdad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

com sempre, les paraules arriben tard. M'agrada llegir aquests posts al teu blog :)

Anónimo dijo...

per cert, el títol està molt ben trobat. Jo no hauria sabut dir-ho millor.

Anónimo dijo...

A veces hay personas que necesitan estar en el centro de todo, algunas simplemente no saben estar solas, otras necesitan sentir constantemente que piensan en ellas... y fíjate tu! una sola persona puede abarcar todos estos ejemplos.
Me da pena ver que a la gente le guste jugar con los sentimientos de otras de esta forma tan descarada...
venga, a hacerse un vestido con todo lo que se ha perdido.