lunes, 30 de marzo de 2009

Debo comunicarles que hemos tomado la humilde decisión de no retroceder. Debo desafiarles y invitarlos a venir a este otro mundo. Debo comunicarles que estamos construyendo una inmensa mariposa que sobrevolará la ciudad mientras se pudre este gusano, y que aterrizará en cada una de nuestras rabias para convertirnos en mujeres y hombres repletos de verdad. Debo ofrecerles las razones, las dudas y los debates. Debo entregarles sin reparo alguno mi cuerpo, mi pensamiento, mis días. Debemos de ser capaces de transformar la realidad, de superar el complejo que encarcela nuestra acción: la inferioridad. Debemos de armarnos con las ideas jamás eternas y darnos prisa porque nos espera el porvenir. El porvenir es nuestro si somos valientes, rebeldes. Podemos pintarlo de los colores más bonitos, llenarlo de corazón, de nuevas preguntas, nuevos temores. Podemos dejar atrás el llanto, las ruinas, la mierda construida cuál si fuera un palacio, un jardín, un templo inexorable. Debemos acudir a saciar el hambre, a atender las voces, a quemar el miedo. Debemos salir de nuestras casas, y hacerlas de todos. Tenemos que poder levantar las manos y tocar el cielo mientras el sistema sacude su podredumbre en nuestros estómagos. Tenemos que poder destensar con risa su represión. Tenemos que poder sorprender al convencido y llenar las calles de pintura y de un grito de dimensión oceánica que exclame: ¡TODO ESTÁ POR HACER, TODO ES POSIBLE!

1 comentario:

Ana dijo...

Podemos, tenemos y debemos luchar por lo que creemos...para que sea posible. Me ha gustado tu reflexión, es esperanzadora. Si todos reflexionaramos más sobre lo que de verdad importa...de que muchos cambios positivos seríamos capaces.

Un abrazo Manu!