martes, 20 de noviembre de 2007

Cada día más claro

Leo indignado la página seis del suplemento Cataluña de El País del martes 20 de noviembre de 2007, la noticia que a continuación transcribo, y que iré comentando en cursiva a medida que transcriba.

Interior asegura que ordenó cargar contra la marcha 'skin' [os lo aseguro yo si hace falta que si que ordenó cargar. Yo fui y no soy skin, al igual que mucha más gente, pero en fín...]. El departamento acusa de falsedad a un sindicato policial. Jesús García (Barcelona).

La violenta manifestación del sábado en el centro de Barcelona, que se saldó con 22 policías heridos y 5 detenidos [ningún manifestante herido, por supuesto], sigue dando de qué hablar. El Departamento de Interior, pilotado [por desgracia] por ICV, contestó ayer a las críticas vertidas por la oposición (CIU y PP) y por un sindicato policial ante la supuesta "permisividad" de los Mossos d'Esquadra [si fueron permisivos prefiero no verlos enfadados]. La marcha reunió a un millar de skins [y dale] autodenominados antifascistas y degeneró en una batalla campal. Los antidisturbios de la policía cargaron contra los jóvenes para disolver la marcha, y en ningún caso recibieron órdenes de "no actuar", recordó ayer el secretario de Seguridad Pública, Joan Delort.
Los jóvenes, que protestaban por la muerte de un menor antifascista a manos de un soldado en Madrid, trataron de recorrer la ronda de Sant Anotni para adentrarse en las callejuelas de Ciutat Vella, donde la policía pierde fuerza y hay más posibilidades de actuar con impunidad [el objetivo era protestar, no actuar con impunidad señor escritor]. Un cordón policial lo impidió, [impidiendo consecuentemente la libertad de manifestación de los manifestantes] y ahí se produjo la primera "escaramuza", en palabras de Delort, entre los manifestantes -que lanzaron botellas y otros objetos [eso no es verdad, tan solo intentamos avanzar]- y la policía [que respondió a porrazo limpio].
La marcha siguió rumbo a la plaza Cataluña. Allí hubo un nuevo choque: los agentes sacaron las porras e impidieron, de nuevo, que los manifestantes penetraran en el Raval [impidieron que los manifestantes se manifestaran por la Rambla]. La cosa se puso fea y, ante la posibilidad de incidentes graves, el jefe del operativo -formado por 300 mossos- pidió permiso a la Dirección General de Policía para usar la fuerza. [¿la utilizó antes sin permiso entonces?]. "Y se le concedió", aseguró el secretario de Seguridad.
Delort desmontó así los argumentos del secretario general del Sindicato de Policías de Cataluña, David José Mañas. Éste acusó a los responsables políticos de dar órdenes explícitas a los policías para que permanecieran pasivos ante los altercados [que si fue así desobedecieron completamente]. "Es radicalmente falso. Vamos a exigir a Mañas responsabilidades. Y le vamos a pedir que identifique a quienes supuestamente dieron esa orden", dijo severamente Delort [ansioso por destituir a el presunto partidario de la no represión], que anunció la apertura de una investigación para aclarar las palabras del responsable sindical. Mañas, líder de un sindicato que ha quedado en minoría las tres últimas elecciones, defendió en su día la actuación de los cinco mossos imputados por supuestos malos tratos a un detenido en la comisaría de Les Corts. [¿de veras se merece este individuo el apelativo de líder sindical?].
Al llegar a la Vía Layetana, los manifestantes [el 1%] atacaron directamente y por sorpresa la antigua sede de Interior, que estaba siendo custodiada por una decena de policías. Varios jóvenes lanzaron vallas -robadas de las obras en un aparcamiento cercano- contra el edificio. En pocos minutos, decenas de agentes y furgonetas se presentaron en la Vía Layetana y cargaron, esta vez de forma definitiva, contra los manifestantes, que se dispersaron. Cuatro de los detenidos quedaron ayer en libertad con cargos, acusados de daños, atentado a la autoridad y desórdenes públicos. El otro arrestado, un menor, pasó a disposición de la fiscalía de menores.
Los tres partidos del Gobierno -PSC, Esquerra e ICV- apoyaron ayer la gestión del consejero del Interior, Joan Saura, durante la protesta.


Bueno, ¿qué decir?. El País, un diario que se autodenomina global, perdonen que me entre la risa, y que antes se llamaba independiente (tuvieron que cambiarlo por global porque independiente ya sonaba demasiado descarado), manipula hasta el extremo la realidad, y criminaliza, muy a nuestro pesar, a los jóvenes y al colectivo antifascista. Cada día veo más claros quienes son los actores protectores de este sistema: no solo los cuerpos represivos, sino también los medios de comunicación, en este caso El País.

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