sábado, 1 de diciembre de 2007

Regalo de la imaginación

Basta con cerrar los ojos para oír tu canto cayendo en su espalda,

E imaginar la calidez que desprenden los pliegues de tus labios al besarle.

Basta con buscar la desaparición de tu habla para entender que

Su pérdida es un tesoro, un obsequio al mar inmenso que la guarda.

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