Otra de los seminarios, aunque en este caso se planteara como taller, que organizaba Attac en la Escuela de Verano 2008, celebrada este julio, tenía por nombre: Técnicas organizativas para Movimientos Sociales, por Fernando Cardoso. Pude asistir a este taller y a continuación os ofrezco un pequeño resumen de lo que fue la sesión.
En este taller analizamos como deben organizarse y actuar las asociaciones ciudadanas o movimientos sociales del siglo XXI para no cometer los mismos errores que las del S.XX. Tres puntos de consenso son: en primer lugar la no violencia, ya que se ha demostrado al largo del siglo pasado que todos los grupos que han optado por la violencia o las formas violentas han acabado marginados del resto, perdiendo así fuerza; en segundo lugar la horizontalidad, ya que estructurándose jerárquicamente los movimientos se han integrado en el sistema con el que, en un principio, eran críticos; por último el uso de formas organizativas adecuadas, con el fin de evitar conflictos internos.
El taller se centró en la asamblea como herramienta ideal para evitar estos conflictos, y por tanto como la forma organizativa más adecuada para los movimientos sociales y asociaciones ciudadanas. Para hablar de esta fantástica herramienta seguiremos cuatro puntos: las consideraciones previas, las reglas del juego, los objetivos de las reuniones, la preparación de éstas y por último los tipos de reuniones.
Para empezar a hablar de la asamblea hay que tener en cuenta unas consideraciones previas. Hoy día vivimos en una sociedad donde todo está jerarquizado: desde las instituciones hasta los colegios, pasando por cualquier empresa, unos depende de otros y por tanto actúan en condiciones de desigualdad. A consecuencia de este hecho, hay una carencia impresionante de información sobre la horizontalidad y cualquier otra forma organizativa. En segundo lugar, tener en cuenta los problemas típicos de muchas reuniones: son inacabables, pesadas, no participativas e ineficientes, hay problemas de incomunicación, conflictos y muchas veces actitudes negativas. Por último, y para pasar a conocer un poco más la asamblea, hay que admitir que un grupo de personas hace más que una sola, ya que son más ideas, más creatividad y por tanto mucha más eficiencia.
Para conocer las reglas del juego, destacaremos aspectos imprescindibles para que funcione la asamblea y aspectos que habría que evitar.
Son reglas imprescindibles para el buen funcionamiento: la igualdad de derechos y deberes, la participación y la libertad de expresión. Si alguna de éstas no se cumple la asamblea queda coja y pierde así eficiencia.
Son cosas a evitar: la ridiculización de posturas contrarias, las interrupciones, las personalizaciones (es decir, los ataques personales) y el monopolio de la palabra (tomar la palabra largamente).
A parte de unas reglas del juego, para que una función funciones tiene que tener como objetivos primarios: la eficacia, intentando tratar todos los puntos del orden del día en el tiempo prefijado y tomando decisiones que sean factibles y adecuadas; la participación democrática, escuchando todas las opiniones, fomentando la participación de todos y consensuando las decisiones después de un debate. En caso que el consenso no sea posible se procederá a la votación; y el buen rollo, intentando que haya cordialidad en las relaciones personales, infundiendo respeto mutuo y solucionando los problemas sin violencias, es decir con diálogo y humor.
Ya tenemos reglas y objetivos. Veamos ahora como debemos preparar las asambleas. Hay que ser consciente de que la preparación de las asambleas es necesaria, ya que sino se cae en la improvisación y con ello en la divagación, la dilatación del tiempo y por tanto en la ineficacia. Otra cosa a tener en cuenta es que antes de ir a una asamblea la preparación no solo es logística sino también interior. Hay que hacer una reflexión previa sobre qué queremos de esa reunión, y como podemos colaborar para conseguirlo.
Primero, hay que formalizar la convocatoria con antelación, sabiendo cuándo, dónde y con qué orden del día se celebrará la asamblea. Para conseguir la máxima eficacia es necesario señalar los objetivos de cada punto y el tiempo, agrupar temas que sean parecidos y empezar por los más sencillos, y resolver los complejos en grupos pequeños. De éste modo, la satisfacción que produce el orden nos animará con la asamblea.
Otro punto importante es el tiempo de duración de las reuniones, ya que sabemos cuando empiezan pero no cuando acaban. Esto puede provocar problemas de conciliación personal y desmotivación. Por ese motivo es bueno fijar la hora de finalización de las reuniones y respetarlo. La duración óptima son dos horas o si tiene que durar más hacer descansos cada dos horas.
Otros puntos a tener en cuenta pueden ser el tamaño, siendo el óptimo entre cinco y diez personas, y la organización del espacio. Sobre este aspecto hay que tener en cuenta el número de asistentes: en el caso de grupos numerosos lo mejor es la disposición unidireccional (con una mesa), y para grupos más reducidos lo mejor es la disposición multidireccional(formas elípticas o pentagonales) con sillas al mismo nivel.
Hay cinco tipos de reuniones según los temas o objetivos para los que se convoca:
A) Informativas: para proporcionar datos sobre un tema de interés. Se hace una exposición resumida y amplia en el turno de preguntas. Es preciso informar de lo informal y verificar que la información que se transmite es bien recibida.
B) Generación de ideas: se exponen todas las ideas posibles, por tonterías que puedan parecer. Luego se integran las mejores y se recoge una única. La gente debe sentirse cómoda y no debe haber autocensura.
C) Debate: Los interlocutores intercambian opiniones con argumentos rigurosos. Se hacen ruedas de opinión con turnos de palabra breves para que todo el mundo pueda opinar. En este tipo de reunión es muy importante la escucha activa: es decir, no hay que ir con ideas fijas, sino saber dejarse convencer, para así llegar al consenso más fácilmente.
D) Toma de decisiones: es bueno buscar el consenso ya que evita conflictos e implica a todo el mundo. El acuerdo respetará a las minorías, y las mayorías a las minorías si se vota. Las decisiones deben ser factibles y para que se lleven a cabo hay que designar responsables.
E) Coordinación: para redes de grupos autónomos con objetivos comunes. Se llevan a cabo mediante delegados que actúan como portavoces que llevan información en dos sentidos. Es bueno que los delegados roten cada año o seis meses.
En el turno de preguntas aparecieron varios temas, todos ellos muy interesantes. En las reglas del juego se quiso añadir la autocontención, el no repetir las cosas que ya se han dicho, únicamente aportar cosas nuevas. Salió también la figura del revienta-asambleas, mítica figura que aparece en muchas reuniones, que se apodera de la palabra y hace intervenciones destructivas sin aportar nada a los objetivos. Se destacó entonces la importancia de la construcción en las intervenciones, el sumar y no el restar. A partir de esta peculiar figura, apareció la importancia que tiene el moderador y la preparación de la asamblea, así como la rotación en esta tarea: que no sean siempre los mismos los que preparan las cosas.
También se mencionaron algunas entidades organizadas horizontalmente: apareciendo los Foros Sociales Mundiales, con el ejemplo más reciente del Foro Social Catalán, el software libre, la wikipedia o las Organizaciones Internacionales de Trabajadores.
Por último se destacó la importancia, y se dijo que era la piedra angular de los movimientos sociales, de compartir la información y dejar testimonio, huella, de cualquier experiencia de horizontalidad. Para ello es bueno dejar por escrito documentos, libros, manifiestos que así lo corroboren.
Fue un taller muy interesante y que aportó a muchos una base teórica a aplicar en la práctica. Si queremos cambiar el mundo hay que hacerlo de base, de manera asamblearia, y teniendo presente de que todos somos iguales. En el horizonte siempre el otro mundo: el otro mundo posible.
En este taller analizamos como deben organizarse y actuar las asociaciones ciudadanas o movimientos sociales del siglo XXI para no cometer los mismos errores que las del S.XX. Tres puntos de consenso son: en primer lugar la no violencia, ya que se ha demostrado al largo del siglo pasado que todos los grupos que han optado por la violencia o las formas violentas han acabado marginados del resto, perdiendo así fuerza; en segundo lugar la horizontalidad, ya que estructurándose jerárquicamente los movimientos se han integrado en el sistema con el que, en un principio, eran críticos; por último el uso de formas organizativas adecuadas, con el fin de evitar conflictos internos.
El taller se centró en la asamblea como herramienta ideal para evitar estos conflictos, y por tanto como la forma organizativa más adecuada para los movimientos sociales y asociaciones ciudadanas. Para hablar de esta fantástica herramienta seguiremos cuatro puntos: las consideraciones previas, las reglas del juego, los objetivos de las reuniones, la preparación de éstas y por último los tipos de reuniones.
Para empezar a hablar de la asamblea hay que tener en cuenta unas consideraciones previas. Hoy día vivimos en una sociedad donde todo está jerarquizado: desde las instituciones hasta los colegios, pasando por cualquier empresa, unos depende de otros y por tanto actúan en condiciones de desigualdad. A consecuencia de este hecho, hay una carencia impresionante de información sobre la horizontalidad y cualquier otra forma organizativa. En segundo lugar, tener en cuenta los problemas típicos de muchas reuniones: son inacabables, pesadas, no participativas e ineficientes, hay problemas de incomunicación, conflictos y muchas veces actitudes negativas. Por último, y para pasar a conocer un poco más la asamblea, hay que admitir que un grupo de personas hace más que una sola, ya que son más ideas, más creatividad y por tanto mucha más eficiencia.
Para conocer las reglas del juego, destacaremos aspectos imprescindibles para que funcione la asamblea y aspectos que habría que evitar.
Son reglas imprescindibles para el buen funcionamiento: la igualdad de derechos y deberes, la participación y la libertad de expresión. Si alguna de éstas no se cumple la asamblea queda coja y pierde así eficiencia.
Son cosas a evitar: la ridiculización de posturas contrarias, las interrupciones, las personalizaciones (es decir, los ataques personales) y el monopolio de la palabra (tomar la palabra largamente).
A parte de unas reglas del juego, para que una función funciones tiene que tener como objetivos primarios: la eficacia, intentando tratar todos los puntos del orden del día en el tiempo prefijado y tomando decisiones que sean factibles y adecuadas; la participación democrática, escuchando todas las opiniones, fomentando la participación de todos y consensuando las decisiones después de un debate. En caso que el consenso no sea posible se procederá a la votación; y el buen rollo, intentando que haya cordialidad en las relaciones personales, infundiendo respeto mutuo y solucionando los problemas sin violencias, es decir con diálogo y humor.
Ya tenemos reglas y objetivos. Veamos ahora como debemos preparar las asambleas. Hay que ser consciente de que la preparación de las asambleas es necesaria, ya que sino se cae en la improvisación y con ello en la divagación, la dilatación del tiempo y por tanto en la ineficacia. Otra cosa a tener en cuenta es que antes de ir a una asamblea la preparación no solo es logística sino también interior. Hay que hacer una reflexión previa sobre qué queremos de esa reunión, y como podemos colaborar para conseguirlo.
Primero, hay que formalizar la convocatoria con antelación, sabiendo cuándo, dónde y con qué orden del día se celebrará la asamblea. Para conseguir la máxima eficacia es necesario señalar los objetivos de cada punto y el tiempo, agrupar temas que sean parecidos y empezar por los más sencillos, y resolver los complejos en grupos pequeños. De éste modo, la satisfacción que produce el orden nos animará con la asamblea.
Otro punto importante es el tiempo de duración de las reuniones, ya que sabemos cuando empiezan pero no cuando acaban. Esto puede provocar problemas de conciliación personal y desmotivación. Por ese motivo es bueno fijar la hora de finalización de las reuniones y respetarlo. La duración óptima son dos horas o si tiene que durar más hacer descansos cada dos horas.
Otros puntos a tener en cuenta pueden ser el tamaño, siendo el óptimo entre cinco y diez personas, y la organización del espacio. Sobre este aspecto hay que tener en cuenta el número de asistentes: en el caso de grupos numerosos lo mejor es la disposición unidireccional (con una mesa), y para grupos más reducidos lo mejor es la disposición multidireccional(formas elípticas o pentagonales) con sillas al mismo nivel.
Hay cinco tipos de reuniones según los temas o objetivos para los que se convoca:
A) Informativas: para proporcionar datos sobre un tema de interés. Se hace una exposición resumida y amplia en el turno de preguntas. Es preciso informar de lo informal y verificar que la información que se transmite es bien recibida.
B) Generación de ideas: se exponen todas las ideas posibles, por tonterías que puedan parecer. Luego se integran las mejores y se recoge una única. La gente debe sentirse cómoda y no debe haber autocensura.
C) Debate: Los interlocutores intercambian opiniones con argumentos rigurosos. Se hacen ruedas de opinión con turnos de palabra breves para que todo el mundo pueda opinar. En este tipo de reunión es muy importante la escucha activa: es decir, no hay que ir con ideas fijas, sino saber dejarse convencer, para así llegar al consenso más fácilmente.
D) Toma de decisiones: es bueno buscar el consenso ya que evita conflictos e implica a todo el mundo. El acuerdo respetará a las minorías, y las mayorías a las minorías si se vota. Las decisiones deben ser factibles y para que se lleven a cabo hay que designar responsables.
E) Coordinación: para redes de grupos autónomos con objetivos comunes. Se llevan a cabo mediante delegados que actúan como portavoces que llevan información en dos sentidos. Es bueno que los delegados roten cada año o seis meses.
En el turno de preguntas aparecieron varios temas, todos ellos muy interesantes. En las reglas del juego se quiso añadir la autocontención, el no repetir las cosas que ya se han dicho, únicamente aportar cosas nuevas. Salió también la figura del revienta-asambleas, mítica figura que aparece en muchas reuniones, que se apodera de la palabra y hace intervenciones destructivas sin aportar nada a los objetivos. Se destacó entonces la importancia de la construcción en las intervenciones, el sumar y no el restar. A partir de esta peculiar figura, apareció la importancia que tiene el moderador y la preparación de la asamblea, así como la rotación en esta tarea: que no sean siempre los mismos los que preparan las cosas.
También se mencionaron algunas entidades organizadas horizontalmente: apareciendo los Foros Sociales Mundiales, con el ejemplo más reciente del Foro Social Catalán, el software libre, la wikipedia o las Organizaciones Internacionales de Trabajadores.
Por último se destacó la importancia, y se dijo que era la piedra angular de los movimientos sociales, de compartir la información y dejar testimonio, huella, de cualquier experiencia de horizontalidad. Para ello es bueno dejar por escrito documentos, libros, manifiestos que así lo corroboren.
Fue un taller muy interesante y que aportó a muchos una base teórica a aplicar en la práctica. Si queremos cambiar el mundo hay que hacerlo de base, de manera asamblearia, y teniendo presente de que todos somos iguales. En el horizonte siempre el otro mundo: el otro mundo posible.
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