sábado, 21 de mayo de 2011

Días de Revolución

Días de revolución.
De pasión.
De ilusión.
De sentimientos inexplicables.
De comprensión multitudinaria,
pero de soledad entre multitudes.
Y entre la inmensidad del cambio
que se aviene irreversiblemente,
dos pensamientos, siempre.
Dos ausencias, dos dolores
incapaces, una vez más,
de caber entre pecho y corazón.
Uno por ti, papa, luchador por excelencia.
Uno por ti, por no poder explicarte todo lo
que está pasando. Por echarte tanto de menos,
tantas veces. Por no entender muchas cosas,
por sentirte tan cerca, tan dentro de mi.
Por oirte cada día: despaiet, impoluto, paciencia
que es la madre de todas las ciencias. Por crecer,
tan lejos y a la vez tan cerca de ti. Por saberte,
en cada paso que doy, en cada puerto, en cada camino.
Un dolor y una pena inescrutables, que se superan
andando. Y a la cabeza, más palabras:
el movimiento, Manu, se demuestra andando.
En esa plaza, faltas tu, pelón. En casa, faltas tu.
En nuestros corazones, nunca, nunca, faltarás.
Seguimos viviendo por ti. Con tu enciclopedia
de la vida: respeto, generosidad, entrega, compromiso,
determinación, aplomo, valentía. Coraje. Maestro.


A bordo. En otro rincón del corazón, sumergido entre
recuerdos infinitos, tú. Ya sabes. Bonito, me está yendo.
Silencio y canciones. Abrazos y sonrisas. Llanto y en el suelo
las piezas, aún, de un corazón destrozado.
Los pasillos llenos de luces encendidas,
habitaciones vacías, amor doloroso, olvido violento.
Sangre en las venas (¡llenitas!), y ausencia segunda,
obligada.
"Que nadie me llame covarde sin saber hasta dónde te quiero".
Y perdona, que entre sin llamar.

Entre esa inquietud abismal, los duros recuerdos.
"Tengo una noche llena de color, ríos dorados tus ojos son".

Una revolución -revuelta, tal vez- que no soy capaz de disfrutar
sin lágrimas en los ojos -del Pas a Dos y del Unicornio Azul-.
Tu, y tambien tu, faltáis en esta plaza.
En estos días de revolución.
De encuentro de multitudes.
De irreversible paso hacia al cambio.

Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.
Al andar, se hace camino, y al echar la vista atrás,
se ve el camino que nunca más se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar.

2 comentarios:

pescaito dijo...

m´ha despertat les llagrimes en mig de l´efervescencia de la plaça.
Aquests moments ens posen les emocions a flor de pell, són col.lectives i alhora propies i intransferibles.
Aquests són dies plens.

Anónimo dijo...

és preciós. escrius tan bé com sempre i m'encanta.